Los caminos decidieron otras cosas.
Las ganas que tenía de besarte, acariciarte, mientras caminaba a la estación, se desvanecieron por la espera, que se transformó en nuestra gran enemiga.
El mismo lugar, distintos escenarios.
Mis deseos por ser tuyo, la tarde entera, desmorona y quebranta paso a paso mi corazón.
Sólo un consejo: si hay próxima vez... decidamos... ¿boletería o andén?
Te extraño.
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